He soñado contigo

miércoles, 11 de mayo de 2011

AUSENCIA


TENGO LO NECESARIO
para escribir un libro de tristeza...
Una pluma de pájaro;
un tintero de ausencia;
todas las hojas pálidas, caídas
sobre mi sombra quieta,
mil besos disecados, tirando de las venas;
un camino a la luna - blanca virgen, desnuda -
y unos pies, desgraciados, que no saben
caminar sin estrella.
Tengo un silencio de guitarra muerta;
un reloj detenido
en la precisa hora de tu falta
y un cuerpo que me sobra,
cerrada ya la puerta a tu presencia.
Tengo una canción vaga, recorriéndome el alma
y unos labios desiertos
que no saben decirla.
Tengo hormigas de luna
tan hondas en la entraña,
que es mi noche vigilia, tras tu sombra
y mi día, cansancio de caminos sin alba.
Tengo lo necesario
para llorar,
pero no tengo lágrimas.
 
 
RAFAEL VALERO 

domingo, 17 de octubre de 2010

Feliz Día de la Madre

Adoro a mi madre
porque le gusta cantar
porque come cerezas
y ama las lentejuelas.

Adoro a mi madre
porque se viste de azul
porque se vuela de a ratos
a épocas intensas.

Porque ahuyentaba el miedo con sus manos
y abría valijas llenas de regalos
y no apagaba la luz hasta verme llegar,
hasta verme llegar.

Adoro a mi madre
porque me deja ser yo
porque vuelve a la vida
después de tantas guerras.

Adoro a mi madre
porque en un acto de amor
me puso a andar en las filas
de un mundo mejor.

Y porque es linda de pies a cabeza
y me enseñó el valor de la belleza,
me enseñó la realidad
de llorar por amor, de llorar por amor.

Madre, si me soltás me caigo
dicen que eso que llaman el cielo
se parece a tus ojos.

Madre, no quiero tener miedo
hay tanto para ver,
para andar, para hacer en el mundo.

Adoro a mi madre
porque revienta de luz
y desparrama pasiones
sobre esas calles grises.

Adoro a mi madre
porque recicla el dolor
porque renueva las fuerzas
desde esas cicatrices.

Y porque tuvo el mundo entre sus manos
y quedó suspendida en unos años
pero intenta renacer
cada vez que sale el sol.

Madre si me soltás me caigo
dicen que eso que llaman el cielo
se parece a tus ojos.

Madre no quiero tener miedo
hay tanto para ver,
para andar, para hacer en el mundo
(Letra de Silvina Garre)


                                                                                         Chuchi Gonzalez

miércoles, 13 de octubre de 2010

Si Me ves

A Josefa Alcaraz Martinez


Si me ves…
Si me ves cansado fuera del sendero,
ya casi sin fuerzas para hacer camino;
si me ves sintiendo que la vida es dura,
porque ya no puedo, porque ya no sigo;
ven a recordarme cómo es un comienzo,
ven a desafiarme con tu desafío.
Muéveme en el alma, vuélveme al impulso,
llévame a mí mismo.
Yo sabré entonces encender mi lámpara
en el tiempo oscuro, entre el viento frío
Volveré a ser fuego desde brasas quietas,
que alumbre y reviva mi andar peregrino.
Vuelve a susurrarme aquella consigna
del primer paso para un principio.
Muéstrame la garra que se necesita
para levantarse desde lo caído.
Si me ves cansado fuera del sendero,
sin ver más espacios que el de los abismos
trae a mi memoria que también hay puentes,
que también hay alas que no hemos visto.
Que vamos armados de fe y de bravura,
que seremos siempre lo que hemos creído.
Que somos guerreros de la vida plena,
y todo nos guía hacia nuestro sitio,
que un primer paso, y que un nuevo empeño
nos lleva a la forma de no ser vencidos.
Que el árbol se dobla, se agita, estremece,
deshoja y retoña, pero queda erguido.
Que el único trecho que da el adelante
es aquel que cubre nuestro pie extendido.
Si me ves cansado fuera del camino, solitario
y triste, quebrado, herido,
siéntate a mi lado, tómame las manos,
entra por mis ojos hasta mi escondrijo
y dime “¡se puede!” e insiste, “¡se puede!”, hasta
que yo entienda que puedo lo mismo.
Que tu voz despierte, desde tu certeza,
al que de cansancio se quedó dormido.
Y, tal vez, si quieres, préstame tus brazos,
para incorporarme, nuevo y decidido.
Que la unión es triunfo cuando hombro con hombro vamos,
y así “¡se puede!”, con el mismo brío.
Si me ves cansado fuera del sendero,
lleva mi mirada hacia tu camino.
Hazme ver las huellas, que allá están marcadas,
de un paso tras otro por donde has venido.
Y vendrá contigo una madrugada,
la voz insistente para un nuevo inicio.
Que abriré otro rumbo porque si he creído,
que siempre se puede…
“¡se puede, mi amigo!”.
(Autor desconocido)

Con todo mi amor a una gran mujer, que sabe comprender y creer. Gracias!!!! Besos, Ana.